Dado que el mindfulness, también conocido como la atención plena, se puede practicar en casa de forma gratuita, se presenta a menudo como la panacea para el estrés y los problemas de salud mental, pero pocos hablan de que también tiene un lado negativo.
Hay evidencias de que las prácticas de mindfulness pueden llevar a síntomas de depresión y ansiedad después de la meditación. También se detallan anomalías cognitivas asociadas con episodios de psicosis, disociación y despersonalización.
En los últimos ocho años ha habido un auge de la investigación científica en esta área. Estos estudios demuestran que los efectos adversos de la atención plena no son infrecuentes.
Un estudio de 2022, con una muestra de 953 personas en Estados Unidos que meditaban regularmente, mostró que más del 10 % de los participantes experimentaron efectos adversos que tuvieron un impacto negativo significativo en su vida cotidiana y duraron al menos un mes.
Por otro lado, una revisión de más de 40 años de investigación, publicada en 2020, reveló que los efectos adversos más comunes del mindfulness son la ansiedad y la depresión. Les siguen los síntomas psicóticos o delirantes, la disociación o despersonalización, y el miedo o el terror.
La investigación también reveló que tales efectos pueden presentarse en personas sin problemas de salud mental previos, en quienes solo han tenido una exposición moderada a la meditación, y que pueden provocar síntomas duraderos.
Décadas atrás, en 1976, Arnold Lazarus, figura clave del movimiento de la ciencia cognitivo-conductual, afirmó que la meditación, utilizada indiscriminadamente, podría inducir «graves problemas psiquiátricos como depresión, agitación e incluso descompensación esquizofrénica».
El lado negativo del mindfulness
Existe evidencia de que el mindfulness puede beneficiar el bienestar de las personas. Sin embargo, los coaches, videos, aplicaciones y libros rara vez advierten sobre sus posibles efectos adversos.
El profesor de administración y maestro budista ordenado Ronald Purser escribió en su libro de 2023, McMindfulness, que esta práctica se ha convertido en una especie de «espiritualidad capitalista».
Solo en Estados Unidos, la meditación genera un valor de 2200 millones de dólares. Y las figuras más importantes del sector del mindfulness deberían ser conscientes de los problemas que presenta.
Jon Kabat-Zinn, figura clave del movimiento de atención plena, admitió en una entrevista con el medio británico The Guardian en 2017 que «el 90 % de la investigación (sobre los impactos positivos) es deficiente».
Esto es relevante porque, en su prólogo al Informe Parlamentario Multipartidista sobre Mindfulness en el Reino Unido de 2015, Kabat-Zinn sugirió que la meditación mindfulness puede eventualmente transformar «quiénes somos como seres humanos y ciudadanos individuales, como comunidades y sociedades, como naciones y como especie».
Este entusiasmo, casi religioso, por el poder de la atención plena para cambiar no solo a las personas, sino también el curso de la humanidad, es común entre sus defensores. Incluso muchos ateos y agnósticos que practican la atención plena creen que esta práctica tiene el poder de aumentar la paz y la compasión en el mundo.
La atención plena en niños
No obstante, en 2022, hubo poca cobertura mediática del estudio más costoso en la historia de la ciencia de la meditación (más de 8 millones de dólares financiados por la organización Wellcome Trust). Esta investigación evaluó a más de 8000 niños de 11 a 14 años en 84 escuelas del Reino Unido entre 2016 y 2018.
Sus resultados mostraron que la atención plena no mejoró el bienestar mental de los niños en comparación con un grupo de control, e incluso podría haber tenido efectos perjudiciales en aquellos con riesgo de padecer problemas de salud mental.
Implicaciones éticas
¿Es ético vender aplicaciones de mindfulness, impartir clases de meditación o incluso utilizar la atención plena en la práctica clínica sin mencionar sus efectos adversos?
Dada la evidencia de lo variados y comunes que son estos efectos, la respuesta debería ser no. Aun así, muchos instructores de meditación y mindfulness solo divulgan los beneficios y descartan su lado negativo.
De cualquier manera, si las personas van a utilizar el mindfulness o la atención plena como una herramienta terapéutica o de bienestar, es necesario que estas también conozcan sus efectos adversos.
Información de ScienceAlert / Redacción Goal Line
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