Entonces, decidiste empezar a hacer ejercicios este nuevo año y te va genial al principio. Tienes más energía, tu pensamiento es más claro. Incluso comienzas a ver resultados, por lo que logras mantenerte bien motivado.
Sin embargo, y sin darte cuenta, comienzas a sabotearte: tu nueva ropa deportiva está en la bolsa del gimnasio y empieza a oler mal; cuando la aplicación de tu teléfono te dice que es hora de salir a caminar, la ignoras, otra vez. ¿Te suena familiar?
No eres el único
Los especialistas recomiendan 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada cada semana, además de ejercicios de fortalecimiento dos veces por semana.
Pero los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos indican que menos del 25% de los adultos cumplen con esas cifras.
Peor aún, los investigadores estiman que la mitad de las personas que comienzan un programa de ejercicios lo abandonan en un plazo de seis meses.
Por estas razones, es hora de adoptar una nueva perspectiva en tu plan de ejercicios para mantenerte motivado a la hora de hacer ejercicios.
Piensa por qué estás haciendo ejercicio
Seguir un plan de ejercicios es una tarea difícil. Y si quieres mantenerte motivado para alcanzar tus objetivos, saber por qué haces ejercicio puede marcar la diferencia.
Algunas personas comienzan a hacer ejercicio porque están motivadas por algo extrínseco, o algo que está fuera de sí mismas. Tal vez quieras volver a ponerte ese pantalón favorito o estés entrenando para una media maratón.
Otras personas empiezan con lo que se denomina motivación intrínseca, o un motivo para hacer ejercicio que surge de su interior. Hacen ejercicio porque les hace sentir bien o porque saben que es bueno para su salud.
Las investigaciones sugieren que las personas con este segundo tipo de motivación tienen más probabilidades de seguir un programa de ejercicios a largo plazo.
Ten en cuenta estos beneficios del ejercicio para motivarte a seguir con tu rutina:
- El ejercicio aumenta las endorfinas y te hace sentir más feliz
- El ejercicio te da energía para afrontar el resto del día
- Estar activo puede ayudarle a dormir mejor por la noche
- Hacer ejercicio puede reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas
- Hacer ejercicio ayuda a mantener músculos y huesos fuertes
- El ejercicio puede aliviar el dolor
- Un estilo de vida activo puede mejorar la salud del cerebro
Ahora que conoces todos los beneficios, ¿podrás mantenerte motivado para hacer ejercicios?
Gestiona tus expectativas
Es fácil comenzar un programa de ejercicios con grandes esperanzas de obtener resultados inmediatos. Lamentablemente, no siempre es así. Y cuando te fijas metas demasiado altas, puede ser fácil perder la motivación para hacer ejercicio cuando la realidad se impone.
En otras palabras, probablemente no perderás cinco kilos en una semana (al menos no de manera saludable), y quizá no podrás hacer una dominada en tu segundo intento, por lo que es posible que no te enamores del proceso de inmediato.
Por ello, es recomendable establecer metas SMART. SMART es un acrónimo en inglés que significa Específico (Specific), Medible (Measurable), Alcanzable (Achievable), Relevante (Relevant) y Limitado en el tiempo (Time-bound)
Por ejemplo, si tu objetivo de fitness es “perder peso”, puede ser fácil perder la motivación porque no tienes un plan sobre cómo lograr exactamente ese objetivo o un punto de referencia para medir si es exitoso lo que haces.
Un objetivo SMART para perder peso podría ser algo como: «Aumentaré mi promedio de pasos de 6000 pasos por día a 7000 pasos por día (específico y medible) durante los próximos tres meses (limitado en el tiempo, alcanzable y relevante)».
Apégate a lo básico
Si recién estás empezando, no te dejes tentar por la clase de fitness más nueva y llamativa del barrio. Es mejor establecer una rutina con movimientos básicos de cardio y entrenamiento de fuerza que sean accesibles y sostenibles.
Puedes iniciar con actividades pequeñas que disfrutes y que puedas incluir más fácilmente en tu día. Podrían ser cosas como caminar, montar en bicicleta, calistenia (flexiones, sentadillas, estocadas y planchas), yoga o pilates, entre otras.
Una vez que hayas establecido una base sólida, puedes agregar actividades adicionales lentamente, si eso es lo que deseas.
Tómate un tiempo para descansar
Vivimos en un mundo de constante movimiento, pero el cuerpo necesita descansar para reparar los músculos que se han dañado durante el ejercicio. Cambiar tu mentalidad sobre los días de descanso te puede ayudar a mantener tu motivación en un estado óptimo.
No adoptes un enfoque de todo o nada
Es difícil mantenerte motivado a la hora de hacer ejercicios cuando empiezas a desviarte del camino, ya sea por una u otra razón. Pero el objetivo de tu plan de ejercicios no debería ser hacerte sentir mal cuando las cosas se salgan de control. En cambio, espera que te topes con algún obstáculo de vez en cuando.
Si no puedes cumplir con tu plan de hacer ejercicio cinco días a la semana, date el beneficio de reducirlo a tres. Y cuando te resfríes y te tomes unos días de descanso, eso no significa que todo tu mes esté condenado.
No descuides la nutrición
Es fácil perder la motivación para hacer ejercicio con el estómago lleno de hamburguesas y papas fritas. La comida es el combustible para tu cuerpo y la calidad de lo que ingieres afecta directamente tu capacidad para rendir.
Intenta incorporar más frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables para alimentar tu cuerpo.
Consigue apoyo
Las nuevas rutinas y hábitos pueden beneficiarse de alguna ayuda externa. Considera pedirle a un amigo que te acompañe en tu acondicionamiento físico. Pueden ayudarse mutuamente a motivarse para cumplir con sus objetivos.
Un entrenador personal también puede trabajar contigo para crear y mantener una rutina de ejercicios que te ayude a alcanzar tus objetivos. Y, por supuesto, siempre es pertinente hablar con un profesional de la salud antes de comenzar una nueva rutina de ejercicios.
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