Una noche mágica para algunos, y de pesadilla para otros. El 5 de mayo de 2002 sucedió algo insólito en la historia del fútbol italiano y que aún permanece en la mente de quienes siguen la Serie A.
La jornada de aquel domingo inició con tres equipos compitiendo por el título:
Inter, entrenado por el argentino Héctor Cúper y con una plantilla que incluía a Ronaldo (el brasileño, no Cristiano), Christian Vieri y Clarence Seedorf, entre otros, lideraba la tabla desde finales de marzo con 69 puntos. Su objetivo en la última jornada era simple: vencer a la Lazio en el Stadio Olímpico de Roma y el Scudetto sería suyo.
Juventus, que había vendido a Zinedine Zidane al Real Madrid el verano anterior, jugaba contra el Udinese de visitante en la última jornada. Y Roma, vigente campeona y que solo había perdido dos partidos de liga en toda la temporada, era tercera en la tabla con 67 puntos. Los dirigidos por Fabio Capello se enfrentaban al Torino en el Stadio Delle Alpi.
¿Cómo le fue a estos tres equipos el 5 de mayo de 2002 en la Serie A?
Apenas a los dos minutos de partido, la Juve se adelantó en el marcador. El hoy director técnico del Napoli, Antonio Conte, irrumpió por la derecha y envió un centro perfecto a David Trezeguet, quien cabeceó con facilidad.
Nueve minutos más tarde, un pase cruzado del mismo Trezeguet habilitó a Alessandro Del Piero, quien controló el balón con un hábil primer toque antes de convertir el 2-0 que, de momento, le daba el título a la Vecchia Signora.
La noticia no tardó en llegar a los miles de aficionados del Inter en el Stadio Olímpico a través de la siempre popular radio transistor. La Beneamata necesitaba una respuesta, y esta rápidamente llegó.
En el minuto 12, Luigi Di Biagio envió un córner al área pequeña, el portero de la Lazio, Angelo Peruzzi (un ex Juve), lo interceptó con un aleteo y Vieri remató el balón a la red. Se arrancó la camiseta y corrió hacia la afición interista.
El Inter ganaba 1-0 y volvía a liderar el campeonato, pero la Lazio no se rendiría. Tras una ardua defensa de los visitantes, el checo Karel Poborsky marcó el empate para los blanco celestes. Pero un gol de Di Biagio le devolvió la ventaja a los de Cúper.
El drama aguardaba a la vuelta de la esquina
Cuando el lateral izquierdo del Inter, Vratislav Gresko, intentó cabecear el balón hacia su portero en el último minuto de la primera parte, Poborsky lo aprovechó y se coló para marcar el 2-2.
Fue un duro golpe anímico para los nerazzurri, que habían tenido una ventaja de seis puntos en la lucha por el título unas semanas antes, pero parecían una sombra de sí mismos.
Cuando Diego Simeone, exjugador del Inter, le dio a la Lazio una ventaja de 3-2 a los 10 minutos del segundo tiempo, no fue una sorpresa. Su falta de celebración fue un escaso consuelo para el Inter, que ahora tenía un gran reto por delante si quería su Scudetto.
Mientras tanto, en el Delle Alpi, Antonio Cassano marcó un hermoso pase para dar a la Roma una ventaja de 1-0. El Inter había pasado de campeón al tercer puesto en tan solo 23 minutos.
Volviendo al Olímpico, con 73 minutos en el reloj, Simone Inzaghi (ironías de la vida, hoy es el técnico del Inter) amplió la ventaja de la Lazio a 4-2. Poco después, Ronaldo fue sustituido. Se sentó en el banquillo y sollozó, con ríos de lágrimas corriendo entre sus dedos mientras los sueños negros y blancos se desmoronaban.
Esta se convirtió en una de las imágenes más icónicas de la historia de la Serie A. Además, sería el último partido de Ronaldo con el club, quien se marchó al Real Madrid de los galácticos.
Cuando sonaron los pitidos finales en toda Italia aquel 5 de mayo de 2002, la Juventus era campeona de Italia, la Roma subcampeona y el Inter había caído al tercer lugar de la Serie A en la historia, temporada 2001-02. Un día que, 23 años más tarde, aún es recordado por los fanáticos del fútbol, en especial del Calcio.
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