A algunas personas les cuesta ejercitarse día tras días, mientras que otras tienen inconvenientes para alimentarse de forma saludable. Sin embargo, una de las principales barreras para mantenerse en forma no es física, sino mental: la motivación para hacer ejercicio viene dada por el estado de ánimo y no por la disciplina.
Si tuvieras que elegir entre ir al gimnasio o ver Netflix en el sofá, probablemente elegirías esta última opción nueve de cada 10 veces. Esto es especialmente cierto cuando se empieza a cuidar la salud (antes de que el ejercicio se convierta en un hábito).
Si te cuesta mantener la motivación para hacer ejercicio, ¿qué puedes hacer? Aquí tienes algunas maneras de hacerlo y no abandonar tu camino hacia el fitness:
Haz del ejercicio un efecto secundario
Es difícil entusiasmarse con el gimnasio al principio si no es algo que ya disfrutas. La única razón por la que vas es para mantenerte en forma, lo que lo hace sentir como una obligación en lugar de algo que quieres hacer.
Una forma de evitarlo es elegir una actividad que sepas que disfrutarás y que además sea un buen ejercicio. Podría ser fútbol sala por diversión, artes marciales para aprender a defenderte o clases de baile para verte bien en una salida nocturna; lo que más te atraiga.
La clave es que el ejercicio sea un efecto secundario de estas actividades. No vas a tu partido de fútbol semanal para mantenerte en forma, sino para pasar un buen rato con tus amigos. El hecho de que te mantenga sano es una ventaja. Claro que, si después te excedes en el bar, arruinarás todo tu esfuerzo.
No hagas siempre lo mismo
Cualquier cosa puede volverse aburrida si es lo único que haces. Si sales a correr todas las mañanas o haces la misma rutina de gimnasio tres veces por semana, perderás la motivación rápidamente. En la variedad está el gusto, y esto aplica tanto a tu dieta como a tu ejercicio. Después de todo, nadie quiere las mismas comidas aburridas cada semana.
Variar las rutinas es bueno por varias razones. En cuanto al fitness, significa que puedes evitar el aburrimiento, incluso si solo cambias tu ruta de carrera cada semana. Sin embargo, también es mejor para ti: si haces el mismo ejercicio con demasiada frecuencia, tu cuerpo se adaptará y no te aportará muchos beneficios.
Aunque la comida saludable suele parecer sosa, generalmente no lo es. Sin embargo, sin variedad, será aburrida. Anímate a cocinar y descubre qué cosas emocionantes puedes preparar cada día; también podrías atreverte a probar una nueva receta saludable cada semana y verás que tu dieta será mucho más llevadera.
Encuentra a tu ‘partner in crime’
Hacer dieta o ejercicio con alguien más puede ayudar a ambos a apoyarse mutuamente y por lo tanto, a incrementar las probabilidades de mantener la motivación.
No obstante, debes asegurarte de elegir a la persona o personas adecuadas para ello.
Deja de necesitar estar de buen humor para entrenar o comer sano
Esto es particularmente importante y va directo al grano con el tema de la motivación. Todos hemos estado de mal humor o bajos de ánimo y no nos apetece ir al gimnasio ni prepararnos una ensalada para comer en un momento determinado. Pero la clave del éxito es ignorarlo.
Si solo haces ejercicio o comes sano cuando te apetece, te costará mucho mantenerte en forma.
Si te obligas a ejercitarte aún cuando no quieres hacerlo, la mayoría de las veces no te arrepentirás ya que la actividad física libera endorfinas que te harán sentir mucho mejor después de entrenar que antes.
Planificar es una buena manera de evitar este tipo de letargo emocional. Decide al principio de cada semana qué vas a comer, qué ejercicio vas a hacer y cuándo. Así, podrás decirte a ti mismo que, aunque no te provoque, tienes que salir a correr porque son las 6 p. m. de un martes y eso es lo que has planeado.
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