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    El vínculo entre la intensidad del entrenamiento y el intestino, explicado por un estudio

    Una reciente investigación demostró un interesante vínculo: la intensidad del entrenamiento puede alterar el equilibrio bacteriano en el intestino, con efectos que pueden influir en la recuperación, la energía, e incluso la salud en el largo plazo.

    El estudio, publicado en la Revista de la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, examinó cómo responden los microbiomas intestinales de los atletas a cargas de entrenamiento altas y bajas. 

    Los resultados indican claras diferencias en la actividad bacteriana, los ácidos grasos de cadena corta y el tiempo de tránsito intestinal según la intensidad del entrenamiento, y la dieta juega un papel adicional.

    El vínculo que une al intestino y a la intensidad del entrenamiento, en detalle

    Bronwen Charlesson, quien dirigió la investigación, estudió a remeros altamente entrenados para observar cómo cambiaban sus microbiomas intestinales durante períodos de entrenamiento intenso en comparación con el descanso o con cargas de trabajo reducidas. La candidata a doctorado descubrió que las bacterias intestinales de los atletas cambiaban de forma medible según la intensidad del entrenamiento.

    El ejercicio de alta intensidad pareció potenciar ciertas especies que se nutren del lactato, un subproducto del entrenamiento extenuante que se transporta desde los músculos hasta el intestino. 

    Este vínculo metabólico podría ayudar a explicar por qué los atletas suelen presentar una mayor diversidad microbiana y más ácidos grasos de cadena corta que la población general. Estos ácidos grasos son importantes para el metabolismo energético, la función de la barrera intestinal y la reducción de la inflamación.

    Mientras tanto, al disminuir la intensidad del entrenamiento, la actividad intestinal también se ralentizó, y los atletas experimentaron tiempos de tránsito intestinal más largos. Al mismo tiempo, la calidad de su dieta tendió a cambiar. Muchos reportaron consumir más alimentos procesados, beber más alcohol y reducir el consumo de frutas y verduras frescas. 

    Estos hábitos, comunes durante cargas de entrenamiento más bajas, se relacionaron con cambios medibles en el microbioma.

    Charlesson explicó que el estudio refuerza hallazgos previos que mostraban que los atletas tienen perfiles microbianos únicos. Sin embargo, en este caso, la evidencia destaca que la carga de entrenamiento en sí misma es un factor clave. 

    Esto significa que la intensidad del ejercicio puede ‘remodelar’ directamente el ecosistema intestinal de maneras que afectan el rendimiento.

    ¿Qué significa esto para los atletas y otros grupos?

    Estos hallazgos sugieren que tanto el vínculo entre la intensidad del entrenamiento y la alimentación cuando cambia la carga de entrenamiento pueden influir en el equilibrio del intestino.

    Por su parte, el estudio también reafirma que el rendimiento deportivo está relacionado no solo con el entrenamiento y el descanso, sino también con el mantenimiento de la salud intestinal a través una dieta de calidad constante y la conciencia de cómo responde el cuerpo a diferentes intensidades.

    En resumen, el microbioma responde a la carga de ejercicio, y los cambios en este último repercuten en el metabolismo, la digestión y el rendimiento. Por lo tanto, prestar atención tanto a la intensidad del entrenamiento como a la nutrición podría ayudar a mantener el intestino en mejor equilibrio.

    Información de OkDiario / Redacción Goal Line

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